viernes, 13 de abril de 2012

Día de la Dignidad Nacional



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Caracas, 13.04.2012 (Prensa Minamb).- A diez años de aquellos hechos y en un año electoral que anuncia una nueva contienda entre las fuerzas revolucionarias y los intereses de la oligarquía entreguista, se mantiene en la memoria una historia reciente y aún palpable en el colectivo venezolano.

Palacio de Miraflores, Caracas. El día de hoy será recordado como el Día de la Dignidad Nacional. Nunca antes el colectivo patrio hizo tan suyo el lema “unidad para vencer la infamia”. Fue el regreso del Gobierno legítimo y la derrota de la traición. El orgullo de ser venezolano llegó a la cúspide para recordarle al mundo que la bandera bolivariana sigue en alto como ejemplo para los pueblos.

La gloria se vivió en las calles y campos del país, porque todos se sumaron a la lucha contra la injerencia y la imposición de intereses extranjeros, que lograron colocar en Venezuela un Gobierno de facto, el cual pretendía derogar la Constitución Bolivariana de 1999.

La canalla traidora, embelesada por el triunfo golpista, no midió la capacidad combativa de los venezolanos. El sentimiento nacional que había iniciado el comandante Hugo Chávez Frías el 4 de febrero de 1992, y las luchas populares que desencadenaron el 27 y el 28 de febrero de 1989, llenaron de conciencia al pueblo que salió a la calle a exigir justicia y el regreso de su Presidente.

Se había consumado un golpe encabezado por militares traidores, medios de comunicación que hicieron habitual el engaño y la manipulación, ambiciones de capitalistas locales y foráneos, todos ellos contra el proceso democrático iniciado en Venezuela con las elecciones ganadas por el comandante Hugo Chávez, el 6 de diciembre de 1998.

El presidente Chávez reflexiona sobre aquellos días, los cuales permiten reivindicar “la verdadera política, porque creo que ahí está la razón más poderosa de la respuesta popular revolucionaria del 13 de abril”.

“Nosotros, quienes ocupamos puestos de Gobierno, tenemos que ejercer el poder político obedeciendo al pueblo y a sus intereses. Esa es la razón esencial que viene determinando este camino y que lo va a seguir determinando”.

Al otro lado está la política rastrera y entreguista de la oligarquía. El día 12 el país conoció la verdadera cara opositora, sus odios salieron a flote, no faltaron las persecuciones, el atropello y la censura por parte de los eternos “defensores de la libertad de prensa”.

Lleno de indignación, el pueblo salió a las calles exigiendo el retorno de su Presidente y la restitución de la democracia. Desde su confinamiento en la Base Naval de Turiamo, el presidente Hugo Chávez entregó una hoja de papel al cabo (GNB) Juan Rodríguez, en la que escribió: “No he renunciado al poder legítimo que el pueblo me dio”.

El escrito fue enviado por fax y llegó a varios cuarteles del país. Militares leales tomaron esta misiva y sentaron posición contra los usurpadores. Ya pasado el mediodía de aquel sábado de abril las calles estaban tomadas por millones de venezolanos que rechazaban la dictadura de Pedro Carmona.

Fue una verdadera revolución ciudadana. La difusión de la causa patriota estuvo a cargo de la comunicación directa, muchas veces por mensajes de celular, otras a través de los medios alternativos y comunitarios, que fueron quienes en verdad informaron ese día, ya que los grandes medios se negaron a difundir lo que ocurría en ese momento.

Las manifestaciones llegaron hasta los cuarteles. En Caracas fue rodeado el Palacio de Miraflores por el pueblo reclamando el regreso del presidente Hugo Chávez.

La FANB desconoce el Gobierno de facto y se opone a la derogación de la Constitución de 1999. La Guardia de Honor toma el Palacio de Miraflores. Los golpistas huyen a la desbandada. Algunos de ellos que no logran hacerlo son temporalmente retenidos para poder garantizarles su propia seguridad. Los portones de la sede del Gobierno son abiertos para permitir el acceso al pueblo y a los ministros.

El vicepresidente Diosdado Cabello es juramentado por Willian Lara —presidente de la Asamblea Nacional— como Presidente, ejerciendo el cargo por cinco horas y ordenando la operación de rescate del presidente Chávez.

Con el pueblo en las calles y los militares retomando el papel de resguardar la voluntad de las mayorías, se lograron las condiciones para el retorno del presidente Chávez y el restablecimiento de la democracia y las libertades en Venezuela.

El verdadero poder


El despertar del pueblo venezolano en ese momento histórico, sirvió para dar a conocer que un pueblo unido jamás será vencido —explica Isaías Rodríguez, quien para aquel entonces era fiscal general de la República—. Y el tiempo recordará al 13 de abril como el día en que “la gente pretendió detener el Orinoco, pretendieron detener un río crecido, no solo de agua y manifestaciones, sino de un pensamiento social”.

“Somos referencia internacional por el caudal social de los acontecimientos que están construyendo la nueva sociedad, una nueva historia. Una etapa de transición importante de la conquista de un poder”, apuntó.

Otra persona que vivió estos hechos de manera cercana fue el teniente Cristian Medina, que para ese entonces formaba parte de la seguridad del presidente Hugo Chávez. En su opinión, un pueblo resteado y con un sentimiento desbordado, junto a la lealtad de los militares patriotas, “le dieron marcha a un plan que tenía un solo objetivo: rescatar al presidente Chávez”.

Estos hechos le dejaron al país más de un tema para una gran reflexión histórica y reflejan constituyen una verdadera batalla por mantener la democracia participativa y protagónica.

El 13-A nos recordó que “somos herederos del Ejército Libertador, y que el pensamiento bolivariano es el que nos mueve a tomar acciones y discernir sobre decisiones de la Patria”. (FIN/Cortesía Prensa Presidencial)